miércoles, 14 de enero de 2009

5. Dolor


Cuando abrí los ojos me encontré con un techo blanco que no reconocí.
-¿Te he despertado?- preguntó una voz melodiosa a mi lado.
Alcé la cabeza y vi como Alice Cullen me sonreía al tiempo que dejaba una bandeja con comida sobre la mesita que había junto a la cama.
-¿Dónde... dónde estoy?- conseguí articular.
-En el hospital- respondió ella- Tuviste un accidente, ¿te acuerdas?
-Sí...
-Mi padre te ha dado un par de puntos en la cabeza para cerrar la herida. Mañana ya podrás volver a casa.
Observé fascinada cada uno de los pasos que daba. Parecía levitar a dos palmos del suelo.
-¿Y mis padres?- pregunté, repentinamente preocupada.
-Les hemos llamado, supongo que estarán al llegar- comentó, sentándose en una de las camas libres que había junto a la mía.
-¿Y Jake?
Alice hizo un gesto hacia el pasillo, ladeando la cabeza.
-¿Quieres que le diga que entre?- me preguntó con una sonrisa amable.
Yo asentí y ella se levantó dando saltitos en dirección a la puerta.
Unos segundos más tarde regresó acompañada de Jacob, que la fulminó con la mirada antes de acercarse a mí con cara de preocupación.
-¿Cómo estás?- preguntó.
-Entera, que ya es bastante- respondí, intentando sonreir.- Pensé que no lo contaba.
-Ya. Menos mal que vivo por ahí... Me diste un susto de muerte.
-¿Tú? ¿Asustado?- repetí, con una media sonrisa.
-Menos bromas, pelo rizo, que si lo llego a saber no te regalo el coche.
Bajé la vista, avergonzada.
-Lo siento.
Él se rió.
-Sabes que no lo digo en serio, Mer.