-¡Hola!- dijo una voz a mi espalda.
Me di la vuelta. No había reconocido la voz, pero algo en ella me resultaba extrañamente familiar.
Frente a mí estaba el chico más guapo que podía haber visto en mi vida.
Unos perfectos ojos dorados brillaban en su rostro de ángel mientras me dedicaba una sonrisa torcida.
-¿Te conozo?- tartamudeé.
Él sacudió la cabeza.
-No. Al menos no en persona, Meru.
¿Sabía mi nombre? ¡Sabía mi nombre! ¿Cómo era posible?
Mi mente no se paró a asimilarlo... En el fondo no me importaba en absoluto.
-¿Cómo que no en persona?- pregunté, mientras me aproximaba un paso.
Su sonrisa se ensanchó, mientras yo empezaba a pensar en qué querían decir sus palabras.
Oh, vaya....
-Exactamente- dijo él.
Estaba leyéndome la mente...
Imposible...